Aún sigue viva la controversia en Colombia sobre el singular Consejo de ministros televisado en directo. No solo por desvelar el enfrentamiento entre varios ministros y la pobre ejecución de las carteras, también por frases y conceptos que Gustavo Petro fue desgranando a lo largo de las seis horas que duró una reunión en la que él se tomó la palabra casi todo el tiempo.
Una de los polémicas tiene que ver con España y la celebración, el próximo mayo, de los 500 años de la fundación de Santa Marta, ciudad caribeña al que llegará el Juan Sebastián Elcano, con la princesa Leonor a bordo, para participar en los actos conmemorativos.
"¿Vamos a hacer unos 500 años en donde nos arrodillamos a la conquista?", preguntó Petro al ministro de Cultura, en su larga y enmarañada intervención inicial. "Desconociendo que los indígenas están allá arriba porque los obligaron a subir porque los iban a matar en nombre de Dios", agregó refiriéndose a los pueblos arhuacos y koguis que habitan en las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
"Como me pasó en la alcaldía, que bajé el retrato de Jiménez de Quesada y puse el de Bolívar", siguió su relato, rememorando sus días como alcalde de Bogotá. "Lo primero que hizo Peñalosa, porque le hirió en el alma, porque ellos adoran a los conquistadores y no la libertad, fue bajar el de Bolívar y poner el de Jiménez de Quesada", clamó indignado. "¡Qué insulto a la historia de Colombia! Es un insulto oligárquico. Porque el ejército libertador era del pueblo, no de los oligarcas".
Acto seguido saltó a otras cuestiones de diferente índole para volver más adelante a Santa Marta y la celebración de sus cinco siglos de existencia. Mirando al ministro de Cultura, Juan David Correa, que más tarde presentaría su dimisión, propuso "llevar el arte del Mediterráneo, porque el arte de todo el Caribe, porque el Caribe es diferente, y por eso el Golfo de México sigue llamándose el golfo de México, porque los mayas fueron los primeros en cruzar el Caribe. Llegaron al río Magdalena y subieron por las aguas antes de cualquier español. Por eso Santa Marta debe ser una expresión de encuentro cultural entre el Caribe y el Mediterráneo todo. Porque ya no celebramos la conquista, la sangre y la violencia, sino el diálogo de civilizaciones y la vida y eso no se hace con ejércitos ni discursos, sino con cultura. El Caribe es el encuentro de todas las razas del mundo".
Poco después, y dirigiéndose a Laura Sarabia, la nueva ministra de Exteriores de solo 30 años y ninguna experiencia internacional, a la que desprecian los petristas pura sangre, le pidió crear una estrategia para buscar la manera de cesar "el conflicto entre Israel y los árabes, que está matando niños y niñas".
Y enlazó ese propósito con los españoles que llegaban a América en los tiempos de los Reyes Católicos. "Es una prioridad de Colombia porque es la vida, porque la sangre árabe está en nuestra sangre, así no se sepa, porque, como no estudiamos Historia, no sabemos que los barcos que venían en conquista, empezando por los de Colón, sus capitanes eran castellanos descendientes del Cid Campeador, cristianos, con una cruz como arma. Pero los marineros que se quedaban en nuestras tierras y eran más, eran andaluces y los andaluces son árabes".
Antes de concluir su particular interpretación de la Historia, aseguró que en 1492 "salió el último árabe armado. Pero los árabes desarmados se quedaron en ese territorio y llegaron los barcos hasta Santa Marta". Y enseguida cambió de tercio.
Sin abordar la crisis de Catatumbo
Cabe recordar que Gustavo Petro convocó el Consejo para definir los decretos de emergencia destinados a paliar la crisis del Catatumbo, región fronteriza con Venezuela donde un enfrentamiento entre el ELN y las Farc provocó más de 60 asesinatos y el éxodo de unas 50.000 personas. Pero nunca abordaron ese tema de manera directa, si bien Petro aludió a la lucha contra el narcotráfico, dado que el Catatumbo ocupa el segundo lugar en el ranking de producción de matas de coca de Colombia. El control del negocio de los narcóticos es la raíz de la citada guerra entre las guerrillas y en su disertación hizo afirmaciones que levantaron una polvareda.
"Si uno quiere la paz hay que desmantelar el negocio", en alusión al narcotráfico. Y al hilo de la propuesta que ya han hecho otros mandatarios hispanoamericanos, aunque sin establecer las mismas comparaciones con otros productos, sugirió "desmantelar fácilmente si legalizan la cocaína en el mundo. Se vendería como los vinos". Y como suele establecer que en las decisiones que afectan a todo el planeta siempre hay altas dosis de racismo, adujo que "la cocaína es ilegal porque la hacen en América Latina, no porque sea más mala que el whisky. Eso los científicos lo analizan".
Aprovechó para asociar a Donald Trump con la antigua política estadounidense de combatir los sembrados de matas de coca fumigando desde el aire con glifosato. "Trump va a decir que fumiguemos, porque Trump no piensa en la vida", dijo. Tampoco piensa, comentó, en la dignidad del ser humano ni en la soberanía de los países dada la presencia en Panamá del secretario de Estado, Marcos Rubio, durante la evacuación vía aérea de migrantes hacia sus naciones de origen. También criticó que sea Washington el que financie todo el proceso. Gustavo Petro, sin embargo, decidió enviar sus propios aviones a recoger a sus nacionales y costear el retorno.